EXT. PLAYA. DÍA
Helen mete un dedo a su nariz, hace un gesto de fuerza para lograr que el dedo llegue más adentro, jala y extrae un moco. Lo hace bolita con los dedos, lo observa y después se lo come.
Ahora de verdad imagínalo, procura que tu mente enfoque un close-up de la cara de quién más se te antoje en el sentido más romántico y sexual posible. Y esa persona adornada con la luz dorada del atardecer, mete su dedo a la nariz, saca un moco y se lo come. Casi escuché un ¡iuuuu!. Bueno, pues de manera incansable, David Wnendt nos muestra una y otra vez este tipo de escenas, con una iluminación, encuadre y dirección tal, que pese al constante asco, miradas desviadas y nulo consumo de agua, es totalmente atractivo. Claro, mi bote de palomitas empapados de salsa picante quedó prácticamente intacto. Zonas húmedas es una película grotesca, sucia, irreverente, llena de fluidos asquerosos que casi desbordan la pantalla, los sentidos se despiertan y puedes oler cada imagen proyectada, sin embargo es divertida, inteligente, emocional, estética y espectacularmente interpretada. No queda más que enamorarse de una Helen, que está en todos nosotros, en todo lo que a veces quisiéramos decir, hacer, soñar y comer. Guiños constantes de un director que por el contrario del estereotipo hollywoodense, no menosprecia la inteligencia del espectador sino que la halaga y cuenta con ella, rehusándose a utilizar recursos baratos y mal gastados para mostrar cuándo se trata de un sueño y cuándo de la realidad. Omitiendo datos innecesarios que no sólo sobrarían, sino que al tenerlos quitarían un poco de la diversión a su obra, porque qué más da cuántos años tiene un personaje para tener la libertad de comerse un moco. Si logras alejarte y ver la historia como un todo, y no como una crítica social o un análisis psicológico, freudiano o una burla religiosa, entenderás la comedia de la travesura de una adolescente que tiene la finalidad de reunir a sus padres. Ten por seguro, que te reirás, la disfrutarás y agradecerás que la realidad sea planteada con la objetividad de un médico revisando una hemorroide. Estómago fuerte y actitud presente. Luli Monsalvo Espinosa 29 de abril 2015
